Los huertos urbanos
municipales proporcionan unas destacadas funciones ambientales, sociales y
económicas en nuestra sociedad. Los huertos urbanos suponen una mejora del
paisaje y del entorno.
Además, permiten
producir alimentos en lugares próximos donde se consumen, no precisando largos
transportes (y por tanto emisiones de CO2), reduciendo residuos (envasado y
embalaje) y evitando de la pérdida frescura (disminución del sabor, aroma y
valor nutricional).
Con carácter general, los huertos urbanos
municipales nacen como huertos de ocio vinculados al colectivo de jubilados,
con una función esporádica de educación ambiental para escuelas.
Posteriormente, se han abierto a personas con discapacidades. La función social
del huerto urbano también incluye fomentar la integración de inmigrantes y el
sentimiento de pertenencia al lugar.
La función social
del huerto urbano también incluye fomentar la integración de inmigrantes y el
sentimiento de pertenencia al lugar. Además, la actual coyuntura económica ha
provocado que personas jóvenes en situación de desempleo se interesen por
desarrollar cultivos en huertos urbanos.
Actualmente el
éxito de los huertos es inaudible, por lo tanto, ha
llevado a la creación de listas de espera para conseguir una parcela.
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